Es bueno detenerse de vez en cuando y echar la vista atrás para contemplar el camino recorrido. ¿Cómo desaprovechar entonces el hito del cambio de año?.
Una de las ventajas de llevar poco tiempo en la afición es que el abanico de opciones para jugar es maravillosamente amplio. No sólo me refiero a la larga lista de títulos que actualmente se pueden conseguir en tiendas del rubro, sino también a los incontables juegos descatalogados, muchos de ellos grandes clásicos, con los que te tropiezas ocasionalmente en la mesa de algún amigo. Sencillamente, cada paso que vas dando en este mundo es una sorpresa, agradable o no, que de cualquier manera aporta a tu bagaje lúdico.
El año 2017 marcó el inicio de mi colección personal de juegos de mesa. Luego de pasar por un boom de adquisiciones durante el primer semestre (no se asusten, son poquitos), el ritmo decayó hacia la segunda mitad del año. No soy un cultor de la novedad, por lo que no sentía una necesidad imperiosa de adquirir los títulos de moda. Tampoco me entusiasma la idea de acumular cajas para verlas bien ordenadas en un estante, por lo que detuve las compras en cuanto fui conciente de que entraban a mi ludoteca más juegos que los que yo sacaba a mesa.
Lo que realmente me estimula es jugar, ser sorprendido por una mecánica o por una temática atractiva, además de compartir la mesa con otras personas. Es por ello que para el último cuarto de 2017 mis esfuerzos se centraron en hallar instancias para jugar, lo que me llevó a convertirme en socio del club Círculo Arcano. Allí probé la mayor parte de los euros que jugué en el año, aunque también hubo otro tipo de juegos, y todo augura que esa tendencia se mantendrá en el 2018.
Otro frente en el que también pude dar rienda suelta a mi afición fue en el de las reuniones familiares. Recurriendo a fillers y juegos introductorios he logrado entusiasmar a mis hijos, mis sobrinos, mis hermanas, mi madre, mis cuñados y amigos de la casa. Ello ha dado pie a que cada vez que nos juntemos la gente asuma que yo llevaré algún juego y hasta me piden alguno específico, lo cual me satisface profundamente.
Por último, no puedo dejar de lado la gran cantidad de horas que he dedicado a jugar juegos de mesa en formato digital. Aclaro que no es mi opción preferida, ya que se pierde el componente social que tanto aprecio de los juegos de mesa, pero debido a la realidad de no contar con el tiempo suficiente para dedicarle a la afición, esta termina siendo una alternativa más que aceptable. Particularmente, prefiero la plataforma que ofrece Board Game Arena (BGA), ya que es sencilla, intuitiva, muy estable y posee un gran catálogo de juegos. Además, me permite mantener varias partidas por turnos en paralelo, que pueden durar semanas, lo que me es muy conveniente. A diario me conecto por unos 20 minutos para hacer mis jugadas en las partidas en las que me toca el turno y poco más. Gracias a esta página he aprendido las reglas de varios títulos que espero poder probar un día en formato físico.
● Los Fríos Números
Pues bien, como la intención de este post es dar fe de lo que jugué el año pasado, debo aclarar primeramente que trato de registrar en la Board Game Geek (BGG) todas mis partidas, pero sé que en alguna ocasión se me ha olvidado hacerlo. Además, me ha tocado jugar títulos de autores chilenos que no tienen ficha en la BGG, por lo que ni siquiera mantengo una estadística de esos encuentros. Por cierto, las partidas online que realizo en la plataforma de la BGA no las registro en la BGG, ya que prefiero mantener esos números en una escala aparte.
Pues bien, ¿qué me dice la BGG respecto a lo que jugué durante el 2017?. Básicamente, que le di principalmente a los fillers y a los juegos familiares, lo que guarda relación con mi realidad lúdica actual. No cuento con un grupo estable con el que reunirme a jugar títulos más duros cada semana, mientras que con la familia siempre saldrá a mesa alguno de los más sencillos y rápidos. Estos son los primeros de la lista:
- Coloretto (13 partidas)
- Shokudo (9 partidas)
- Los Tesoros del Rey Pirata (6 partidas)
- ¡Tiburón! (5 partidas)
- Aether (4 partidas)
- Titularing (3 partidas)
- Careta (3 partidas)
- Vendimia (3 partidas)
- Terra Mystica (3 partidas)
En cuanto a las partidas en formato digital, tengo la fortuna de que la BGA lleva las estadísticas de manera automática. Los juegos que pueden resolverse en menos de media hora, suelo jugarlos en vivo. En cambio, aquellos más largos acostumbro jugarlos en partidas por turnos que duran varios días. Estos son los primeros de la lista:
- Carcassonne (103 partidas)
- Coloretto (40 partidas)
- 6 nimmt (14 partidas)
- Stone Age (13 partidas)
- Hearts (9 partidas)
- Tash-Kalar (7 partidas)
- Jaipur (6 partidas)
- Takenoko (5 partidas)
- Love Letter (5 partidas)
- Hive (5 partidas)
Al ver los números, queda claro que se me hace más fácil jugar online que en formato físico. Me encantaría que las cosas fueran al revés, pero hasta que llegue ese momento, no perderé la oportunidad de probar y aprender nuevos juegos en su versión digital. Ello me dará la ventaja de tenerlos dominados cuando finalmente me los encuentre en una mesa. :-)
Me gustaría en el próximo artículo hacer una breve descripción y darles mi opinión sobre los juegos que aparecen en las dos listas de arriba. Además, como cantidad no implica necesariamente calidad, debería hacer un listado aparte con los juegos probados en el 2017 que definitivamente me gustaron, pero ello lo voy a dejar para una tercera entrega. :-D
¡Turno terminado!
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