sábado, 11 de marzo de 2017

El Renacer de Una Afición

A finales de Noviembre del 2016 me sorprendió que uno de mis podcast favoritos, Diálogos de Bolsillo, dedicara un programa completo a los juegos de mesa modernos. Ese episodio (2x04) fue para mi mente como un cataclismo. Me golpeó con una fuerza tal que generó un cisma enorme en mi personal historia lúdica. De las profundidades de mi memoria surgieron imágenes de momentos que creía olvidados, de los tiempos de mi adolescencia, cuando me divertía con algunos juegos de mesa clásicos (Ludo, Monopolio, Imperio Cobra, Alerta Roja). Eso sin contar mi amado ajedrez, que tantas satisfacciones me dio. Hablo de un salto de más de 30 años hacia el pasado.


Un recuerdo que me despertó una especial nostalgia fue el de las tardes que dedicaba a fabricarme mis propios juegos. Vienen a mi mente un prototipo de fútbol y dos de carreras de caballos. Estos últimos se explican porque me encantaba ver en televisión a esos nobles animales luchando cabeza a cabeza por el triunfo. Ni qué decir sobre la primera vez visité un hipódromo, pero esa es otra historia. La cuestión es que en aquellos tiempos sentía satisfacción armando mis juegos (me entretenía el trabajo manual) y también probándolos. Claro que lo mío era un poco obsesivo, porque yo no hacía partidas puntuales, sino que armaba temporadas enteras que duraban días o semanas. Llenaba hojas y hojas de números, estadísticas y clasificaciones. En fin, era un friki en potencia, algo perfectamente aceptado y comprendido hoy, pero no tanto en aquellos tiempos. Tuve la fortuna, eso sí, de que nunca nadie me censuró esa manera de entretenerme. Tal vez se me cuestionó el que fuera alguien tan solitario, pero esa también es otra historia.


Poco antes de alcanzar la frontera de los 15 años de edad, los juegos de video comenzaron a dominar cada vez más mis ratos de ocio. Al pisar los 20, la llegada de la universidad trajo otros intereses y solo me llevé conmigo los juegos de video desde la adolescencia a la edad adulta. Los juegos de mesa prácticamente se esfumaron de mi vida, excepto por alguna aparición ocasional del ajedrez, que fue el único que resistió, agazapado, paciente, la venida de mejores épocas. Con el paso de los años, ante las nuevas responsabilidades familiares y mi inmersión cada vez mayor en el mundo laboral, hasta los juegos de video fueron perdiendo progresivamente su espacio. Así llegamos al día de hoy, en que si no fuera por el smartphone, no jugaría prácticamente a nada.


En este contexto, el episodio que describo al principio de este relato fue como una bocanada de aire fresco para alguien que ha vivido en una caverna profunda durante años. Fue re-encontrarme con un mundo maravilloso que alguna vez había visitado y darme cuenta no sólo de que aún seguía allí, sino que el mismo había crecido y evolucionado. En apenas unas horas pasé de la indiferencia que te proporciona la ignorancia a una exaltación súper elevada, casi rayando en la euforia. Desde ese mismo instante y en los días subsiguientes me sumergí en Internet buscando toda la información posible (gracias Google, una vez más). También me suscribí a algunos podcast especializados en juegos de mesa e igualmente a algunos canales de youtube que hacían reseñas. Ha sido una carrera desenfrenada por obtener toda la información disponible, que ya lleva casi cuatro meses y no tiene visos de detenerse en el corto plazo. ¿Alguna duda de que soy un friki?.

Algo que debo agradecer es que entre tanta lectura, tantos videos y tantos podcast disfrutados, pude enterarme de las historias de vida de muchos diseñadores, artistas, editores, reseñadores y grandes "jugones". Lo curioso del tema es que para muchas de estas personas el acercamiento a los juegos de mesa modernos surgió de una forma similar a la mía. En su memoria guardan recuerdos de haberse divertido con algún juego clásico en su infancia o adolescencia y luego, unos 10, 20 ó 30 años después se topan por casualidad con un ejemplar moderno y quedan atrapados. Porque hay que decirlo, la fuerza de atracción de este mundo es poderosa y una vez que entras ... bueno, ya me entienden.    ;-)

Tratando de proyectar mi aventura lúdica hacia el futuro me doy cuenta de que las posibilidades son amplias. Aún me encuentro en la fase de estudiar los mapas y familiarizarme con el terreno y la fauna local. Eso sí, ya he dado algunos pasos iniciales: me compré mi primer juego y también he empezado a imaginar alguno propio. Ya contaré cómo me va por esos derroteros.

¡Turno terminado!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Di lo que piensas, pero piensa lo que dices.