sábado, 18 de marzo de 2017

Contenido en Nuestro Idioma

En mi deambular por la red de redes buscando información sobre el mundo de los juegos de mesa, tempranamente comprobé que la mayor parte del material que se consigue en castellano es producido en España. Tiene sentido, por supuesto, ya que un país que forme parte de la Unión Europea la tendrá más fácil para acceder al que probablemente es el mercado lúdico más importante del planeta, con Alemania a la cabeza. Durante muchos años, eso sí, los jugones españoles se tuvieron que conformar con comprar sus juegos favoritos editados en idiomas extranjeros. A día de hoy, para fortuna de ellos, las editoriales hispanas se han afianzado y se mueven prácticamente a la par que las grandes editoriales de Alemania y Francia, sacando las más atractivas novedades en la lengua de Cervantes.


Como consecuencia natural del crecimiento de su afición, a finales de la primera década de este siglo y comienzos de la segunda, en España empezaron a aparecer diversas fuentes de análisis y opinión enfocadas exclusivamente en el mundo de los juegos de mesa. No es que no existiera antes un ecosistema lúdico natural de este tipo de entretenimiento, pero era muy menor, muchas veces en simbiosis con otros ecosistemas como el de los juegos de rol o el de los videojuegos, este último notablemente más desarrollado y maduro. Al principio, el grueso de la oferta estuvo centrada en las reseñas sobre juegos novedosos (quizás eso no ha cambiado tanto), pero con el paso de los años empezaron a aparecer fuentes especializadas en noticias de actualidad, en opinión, en entrevistas, etc. Así, brotaron por aquí y por allá blogs, canales de Youtube y podcasts que poco a poco se fueron labrando una reputación entre la comunidad jugona. Este movimiento, junto al de las ferias, concursos y festivales que empezaron a consolidarse por toda España, contribuyeron a impulsar la conformación de una masa crítica de aficionados que hizo despegar el mercado hispano. Y cuando digo despegar, me refiero a una verdadera explosión de productos y de ventas. Claro, considerando que como mercado sus cifras son de risa si las comparamos con las de otras ofertas de entretenimiento, como el cine o los videojuegos.   ;-)

Traigo toda esta historia a colación porque pienso que a los jugones latinoamericanos nos resultará más fácil identificarnos con nuestros pares españoles que con los alemanes o los estadounidenses. Sin olvidar el abismo que nos separa en cuanto a desarrollo, creo que la historia, la genética y el idioma nos conectan fuertemente, por lo que es posible extrapolar muchos fenómenos sociales de un lado al otro de manera natural. Partiendo de esta premisa, diría que la evolución de la afición de los juegos de mesa en España marca una hoja de ruta para nuestro continente. Y reitero que soy conciente de nuestra realidad, de nuestras limitaciones económicas y sociales, pero considero que no por ello debemos lastrar de antemano nuestros sueños y proyectos de crecimiento. Para mí no es tan relevante el punto en el que te encuentras hoy y lo alejado que estás de aquel en el que te gustaría estar, sino que lo crucial, a mi criterio, es que te muevas en la dirección correcta y tengas el espíritu y la mente preclara para sostener el paso en la senda que te has trazado, más allá de los obstáculos que seguramente te tocará enfrentar.


Centrándonos en la creación de contenido sobre juegos de mesa, en Latinoamérica todavía hay mucho por hacer. Pero ello, más que ser fuente de frustración, es motivo de inspiración, ya que abre la oportunidad de llenar un vacío enorme. Volviendo a la analogía con España, hoy nos encontramos como ellos hace unos 10 ó 15 años atrás. Mirando en retrospectiva, para los aventureros españoles de aquella época que se lanzaban a publicar su material en Internet, la lucha era quijotesca. Hoy, su realidad es otra. No sólo han crecido en cantidad, sino también en calidad, y eso se nota. ¿Por qué no pensar entonces que por estas tierras se pueda dar un proceso similar?. Explorando por ahí te tropiezas con iniciativas interesantes nacidas en lugares tan diversos como México, Colombia, Perú, Argentina o Chile, por mencionar algunos. Hay talento y ganas de aportar, tal como como lo hacen los nóveles diseñadores de juegos que libran su lucha particular. Al final, da la sensación de que todo este cúmulo de esfuerzos desembocará en algo grande, algo importante. En particular, me encanta la idea de poder ser testigo de esta revolución en pleno desarrollo.

En el futuro me gustaría hablar acá de ejemplos concretos de buen contenido producido en nuestro continente y contribuir a darles difusión en la medida de nuestras posibilidades. Además, servirá para dejar un registro para la posteridad. Porque dentro de 20 años (aunque no sean nada, según Gardel) a alguien le dará un ataque de nostalgia y estará encantado de encontrar material sobre su proyecto de antaño, sobre un episodio ya lejano de su historia personal.   :-)

¡Turno terminado!.

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